Hacia 1890 Gustave Verniory el ingeniero belga a cargo de la construcción del ferrocarril en Lautaro, cita en sus memorias a don Julián Voigt molinero alemán, como uno de los principales representantes de la industria lautarina.
Hacia esos años este construyo un molino al final de calle Vicuña Mackenna en el remate de esta con el río cautín, en ese entonces esta calle se llamaba calle Lonquimay.
Esta colosal estructura de madera de cuatro pisos se mantuvo en funcionamiento hasta el año 1998.
Junto a su molino, en la quinta de su propiedad edifico su casa patronal, cuya construcción data hacia el año 1890, según consta en un registro de inscripción familiar.
La casa con el paso de los años albergo a importantes familias lautarinas.
La vivienda y las instalaciones del molino estaban emplazadas en un terreno equivalente a una manzana de acuerdo al trazado original del poblado lo que equivale a una quinta, para dicha época.
Actualmente la quinta, que contemplaba casi la totalidad de la manzana, a sufrido distintas sub divisiones adjudicada a distintos propietarios, por lo que esta ya no contempla el antiguo molino como parte de sus dominios, pasando de casa patronal a vivienda particular, sus actuales propietarios son los herederos de Emilio Morris Vega, quien también formo parte de los posteriores propietarios del molino.
Situación contextual: ubicada a una cuadra del centro y la plaza de armas de lautaro. Esta se emplaza en dirección este-oeste sobre una pequeña pendiente hacia el rió cautín el cual domina visualmente desde los niveles superiores. Su principal fachada se enfrenta hacia calle Matta, una de las más transitadas de la ciudad, con construcciones de baja altura en sus bordes, condición que hace resaltar a la vivienda, dándole jerarquía y presencia sobre su entorno debido a sus grandes proporciones.
Orden volumétrico: su principal característica formal radica en la similitud de este cuerpo volumétrico con el del molino que fue parte del conjunto. La casa se compone de un solo volumen simétrico de macizas proporciones, cubierto con un techo a dos aguas. El volumen principal rebaja su altura hacia la galería vidriada. En sus caras laterales la simetría se refuerza, con el ritmo de repeticiones que generan las ventanas más altas que anchas, herencia del neoclásico, barrotes dispuestos en sentido vertical en los vanos de el primer nivel potencian el sentido vertical de estos. Su cara norte se protege de la lluvia, con revestimiento de micro zinc. Sus fachadas frontales disponen simétricamente de ventanas que dan cuenta del corredor que la atraviesa y el altillo. Como ornamento solo sobresalen bajo los aleros del frontón 6 diagonales en 45° que le dan soltura a lo estanco del volumen.
Orden espacial: se accede a esta a través de un corredor que atraviesa la vivienda, relacionando las habitaciones a ambos lados, rematando en una galería vidriada con vista panorámica al molino y resto de la quinta, dicha situación se refuerza con la terraza que prolonga el espacio de la galería al patio. El mismo corredor relaciona con la escalera que se ubica al lado de el acceso principal. El segundo nivel tiene la misma distribución espacial, los dormitorios se alinean en torno al corredor que remata en una ventana mayor, otorgandole mejor iluminación natural que el del primer nivel, desde este nivel se accede por una estrecha escalera ubicada al interior de una de las dependencias, al altillo que resguarda la cubierta, el cual es usado como bodega.