En 1914 llega a Lautaro don Pedro Golusda Kwossek (1885-1965), nació en Chrosczutz, Alta Silesia en Alemania. Efectuó estudios en Europa y EE.UU.. Fue un biólogo maestro y un investigador infatigable. En Lautaro estuvo a cargo de desarrollar la piscicultura, organizo el sistema de trabajo y paulatinamente fue dando forma a la infraestructura del recinto, siendo esta una de las más antiguas del sur del país la cual posteriormente paso a formar parte del actual parque Isabel Riquelme contiguo a la casa.
En 1920 se construye por parte de la Municipalidad y a pedido de Pedro Golusda, la vivienda donde él y sus descendientes habitarían por años.
Originalmente el sistema constructivo de la vivienda, en muros y tabiques, consistía en un sistema conocido como tabique inglés o adobón, el cual quedaba conformado por una estructura base hecha con pilares de madera de 2” x 3” a la manera de los tabiques de madera actual. Esta estructura estaba rellenada con barro mezclado con paja; y luego se revestía por ambos lados con listones de madera clavados horizontalmente y separados unos de otros unos 5 cm. Aproximadamente, todo esto revestido por madera al exterior y papel decomural al interior. Además la casa constaba con tejuelas de madera en el techo, ventanas con postigos y de guillotina y pavimentos de madera. En 1960 tras el terremoto se cambiaron los muros de adobe por tabaquería convencional y el techo por zinc.
Actualmente la vivienda sigue perteneciendo a la municipalidad de Lautaro pero ahora es ocupada como hogar de ancianos, y debido ha esto por la falta de espacio, la casa ha sufrido continuas modificaciones que han alterado el modelo original.
Como anécdota se puede citar que esta misma casa fue construida posteriormente en Temuco cuyo modelo se mantiene fiel al partido original, esta corresponde a la casa ubicada en av. Alemania # 035, propiedad de la sucesión Ramírez, fue la misma familia Golusda, quien facilito los planos a la familia Ramírez para que repitieran el modelo en el lugar señalado.
La vivienda se alza sobre un entorno verde, por su cercanía al parque Isabel Riquelme y el río cautín, y aparece como un elemento aislado en un gran jardín que la circunda, lo que le otorga presencia y verticalidad sobre su entorno, situación que se refuerza por el predominio de construcciones de baja altura en sus bordes, siendo este el único elemento que irrumpe verticalmente en el medio.
Se reconocen dobles y grandes pendientes en la techumbre, además de una refinada decoración en carpintería, destacando los vanos resueltos en piezas de madera nativa, con una cuadricula conformada por el palillaje y las terminaciones de los aleros ornamentadas por la prolongación del tijeral. Hacia la fachada principal sobresalen dos volúmenes a dos aguas, que definen el acceso, jerarquizándolo con una lucarnas techada a dos aguas sobre el eje de llegada a la vivienda. Salientes, bow window y lucarnas enriquecen el volumen total.
En su cara norte se despliega un volumen independiente el cual alberga a la cocina, techado a cuatro aguas, rompiendo con la simetría de la fachada.
Las ampliaciones no planificadas han alterado el modelo original, modificando el orden arquitectónico.
Se reconoce un hall o espacio núcleo, que ordena y articula los recintos. A esto se suma un conector vertical adyacente al núcleo que relaciona con las dependencias superiores.
La presencia de este espacio núcleo al que se conectan una serie de espacios contiguos entre sí, genera una circulación directa entre recintos a través de espacios públicos, privados y secundarios.
La adyacencia de nuevos recintos otorgados por las continuas ampliaciones, se han adaptado con dificultad al esquema espacial original, apareciendo en algunos casos dentro de un mismo recinto, otro que solo es una prolongación del primero sin un orden planificado.